Que México era un país de sainete y opereta oía yo decir a mis mayores cuando era niño. Hoy las cosas han cambiado -hay que reconocerlo- y pienso que nos hemos convertido más que nada en un tango. Sí, un tango de arrabal porque cada día es mayor el número de mexicanos que vive en pobreza extrema y porque no salimos de una tragicomedia cuando ya estamos entrando en otra y luego en otra y otra más… De entre todos, me parece que el tango “Cambalache” de Enrique Santos Discépolo parece quedarnos a la medida porque relata descarnadamente el momento que estamos viviendo.
Entresaco algunas líneas para abrir boca, también la letra completa y al final un vínculo por si desean escuchar la estupenda versión que hace Joan Manuel Serrat. Entrecomillo por si las flys y aquello de los plagios.
“Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador... ¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! Lo mismo un burro que un gran profesor. No hay aplazaos ni escalafón, los ignorantes nos han igualao”.
“No pienses más; sentate a un lao, que ha nadie importa si naciste honrao... Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que roba, que el que mata, o está fuera de la ley...”
Cambalache. Autor Enrique Santos Discépolo
Que el mundo fue y será una porquería, ya lo sé. En el quinientos seis y en el dos mil, también. Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos, barones y dublés. Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldá insolente, ya no hay quien lo niegue. Vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo todos manoseados.
Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador... ¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! Lo mismo un burro que un gran profesor. No hay aplazaos ni escalafón, los ignorantes nos han igualao. Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, Rey de Bastos, caradura o polizón. ¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón! Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón... Mezclao con Stravisky va Don Bosco y La Mignon, Don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín... Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remache vi llorar la Biblia junto a un calefón.
Siglo veinte, cambalache problemático y febril... El que no llora no mama y el que no afana es un gil. ¡Dale, nomás...! ¡Dale, que va...! ¡Que allá en el Horno nos vamo’a encontrar...! No pienses más; sentate a un lao, que ha nadie importa si naciste honrao... Es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de los otros, que el que mata, que el que roba, o está fuera de la ley...
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