15 de Junio 2012
Si retomáramos a Octavio Paz, en su “Corriente Alterna”, podríamos decir que fueron los comensales no invitados que se colaron por la puerta trasera de ese gran teatro al que denominaron campaña electoral 2012. Llegaron cerca del desenlace, a punto de terminar la función y cuando en opinión de muchos ya era tarde en la historia… su historia.
Se acercaban los idus de mayo, sus voces y sus risas fueron viento fresco que cubrió pronto el altiplano y se extendió, como fuego en la hojarasca, por otras ciudades de nuestro extenso territorio. Han hecho suyas las calles y las plazas públicas, tomaron por asalto el campus de sus universidades y lo han convertido en una enorme ágora donde, a la manera de la Grecia clásica, campea otra vez la democracia y se discute, entre pares, algo más que el destino de su propio movimiento. Sin líderes que con frecuencia traicionan a sus asociados y abandonan las causas que les dieron origen para buscar fama y beneficios personales, siguen la ruta que soñaran Bakunin y Kropotkin y al hacerlo demuestran que una sociedad sin autoridad no necesariamente se dirige al caos y al fracaso, a condición de que cada uno de sus integrantes actúe con responsabilidad y profundo sentido social. Quizás sea ésta otra enseñanza que nos dejan y sus detractores se niegan a reconocer porque para renunciar a los reflectores y a la gloria que deja la conducción de un movimiento social se necesitan una madurez y una humildad poco comunes.
Pero implacables francotiradores apuntan con sus plumas y micrófonos a sueldo, contra ellos, y les niegan cualquier posibilidad de independencia y autodeterminación ya que, dicen, han sido copados por los partidos de izquierda, como si nuestros universitarios no representaran a lo mejor de nuestra juventud pensante. Cual marionetas los quisieran ver (pero no pueden), por eso los gritos de impotencia y las rabietas, mientras en los huertos de estos malhadados gacetilleros, reales o virtuales, crece el chayo, el chayito, el chayotito mami, el chayotito…
Que están condenados al fracaso, dicen, porque las elecciones no se ganan con mítines ni manifestaciones y las consignas o proclamas jamás han servido para llenar urnas, mientras les tiembla el pulso y aceitan la mano de contemporáneos chamanes para que afirmen falazmente que sigue adelante el más guapo. Espejo, espejito mágico…
Será el sereno, pero están aquí y su movimiento, nos guste o no, representa al pueblo llano, a los ciudadanos de a pie, a los que no tenemos voz, ni forma de hacernos escuchar por los poderosos; representan al inconsciente colectivo y aunque no lo vivieron en sus genes traen grabado, con tinta indeleble, el rechazo a lo que representan los herederos de aquel partido hegemónico y autoritario que pretende revivir viejas glorias con el apoyo de los conspicuos medios de comunicación acostumbrados a poner y a quitar, según sus intereses.
Por fin llegaron, son el relevo generacional largamente anhelado, vienen a darle frescura a esta sufrida república que se debate entre la violencia y la esperanza de nuevos vientos; vienen también a recordar a Tirios y Troyanos que somos una democracia y que corresponde al pueblo, único titular de nuestra soberanía, decidir mediante su voto quién habrá de conducir el destino y los esfuerzos ciudadanos durante los próximos seis años, así que nadie se arrogue para sí esa facultad; que los factores de poder guarden prudencia y las autoridades electorales actúen con eficacia, imparcialidad y honestidad; que los actuales gobernantes se comporten como estadistas y no como dirigentes partidarios porque la verdad sale siempre a relucir y meter mano en el proceso electoral sería tanto como cambiar su primogenitura por un plato de lentejas; y si no, al tiempo. Finalmente, es necesario exigir que cesen las amenazas que penden contra esos jóvenes, que se investigue el origen de esas llamadas anónimas y se castigue a los responsables, porque la situación no está como para que algo malo pueda ocurrirles, no podemos permitir que se reedite lo más nefasto de viejas prácticas represivas que deberían estar ya superadas.
Sí, llegaron como viento fresco en medio de la canícula, cuando se aproximaban los idus de un mayo que desde hoy se antoja inolvidable…
http://www.noticiasencontraste.com/alejandro-ordonezlos-idus-de-mayotaches-y-tachones/
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